- Residentes de áreas rurales tuvieron una menor mortalidad por cáncer de páncreas, pulmón, mama, próstata, riñón y vejiga.
San José, agosto de 2024. Un estudio elaborado recientemente en Costa Rica, dio a conocer hallazgos importantes sobre el comportamiento de la mortalidad por cáncer, según las zonas de residencia y los niveles de riqueza de los distritos del país.
La investigación desarrollada durante 2010-2018, por la Agencia Costarricense de Investigaciones Biomédicas (ACIB-FUNIN), la Universidad de Costa Rica, la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer y el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, encontró que la mortalidad por la mayoría de tipos de cáncer en nuestro país, es menor en las zonas rurales, en comparación con las urbanas.
Específicamente, los residentes de áreas rurales tuvieron una menor mortalidad por cáncer de páncreas, pulmón, mama, próstata, riñón y vejiga. Sin embargo, el cáncer de estómago resultó ser el más frecuente en estas zonas.
Para los expertos, que las zonas rurales tengan una menor mortalidad en la mayoría de tipos de cáncer, puede deberse a estilos de vida más tradicionales y saludables, en términos de alimentación, consumo de alcohol y tabaco.
Por su parte, en las zonas urbanas los estilos de vida varían, ya que el consumo de tabaco, alcohol y alimentos poco saludables, es más común. Esta tendencia ha sido fundamentada por diversos estudios realizados en nuestro país por diversa organizaciones, donde se ha evidenciado, por ejemplo, un importante aumento de la obesidad infantil, principalmente, en zonas urbanas.
En este trabajo se mostró que los cánceres que se relacionan con el tabaco, como el cáncer de páncreas, pulmón, riñón y vejiga, son menos frecuentes en los residentes de áreas rurales, en comparación con los residentes de áreas urbanas.
“Esto es coherente con la distribución del consumo de tabaco en Costa Rica, pues se sabe que en las áreas rurales es menor. Además, se sabe que el consumo de alcohol en el país, también está asociado con una posición socioeconómica alta, más frecuente en zonas urbanas”, explica la Dra. Cristina Barboza, investigadora de la Universidad de Costa Rica.
Por otra parte, el estudio también analizó el comportamiento del cáncer en los distritos con más y menos ingresos, y se determinó que el cáncer cervicouterino es más común en las zonas con un menor nivel económico. Mientras tanto, el cáncer colorrectal, el linfoma no Hodgkin y la leucemia, son más frecuentes en los distritos con mayor poder adquisitivo, que en los distritos con menos poder adquisitivo.
Para el doctor Rolando Herrero, director científico de ACIB-FUNIN e investigador en este estudio, “es urgente que el país fortalezca sus programas y esfuerzos de prevención del cáncer, brindando especial atención a las poblaciones en riesgo. Sabemos que muchos tipos de cáncer se relacionan con los estilos de vida, por lo que es necesario realizar un especial trabajo en las zonas urbanas. Pero, en el caso de los sectores rurales, hay tipos de cáncer que están más relacionados con factores socioeconómicos, donde existe menos posibilidades de utilizar servicios de detección temprana, por lo que es fundamental mejorar el acceso a estos programas, en todos los segmentos de la sociedad”.
De acuerdo con los investigadores, los hallazgos de este estudio brindan información valiosa para la toma de decisiones y la implementación de medidas adicionales a las ya establecidas en el país.
Además, destacan la importancia de regular las actividades económicas que exponen a los trabajadores a carcinógenos (como la exposición solar), así como implementar otras estrategias establecidas en el Código Latinoamericano Contra el Cáncer.
Ambas entidades se han dedicado, durante décadas, a la generación de evidencia científica para contribuir con el desarrollo del país y la promoción de la salud, incluso, en diversas oportunidades suscribieron convenios específicos para la realización de investigaciones en conjunto.
El convenio firmado este lunes, faculta a ambas partes a desarrollar acciones de investigación, acción social y capacitaciones en docencia. Asimismo, “ambas instituciones, de manera coordinada, definirán, diseñarán y ejecutarán en forma conjunta todos aquellos programas o proyectos de interés mutuo, en los términos específicos que concertarán en cada oportunidad y dentro del límite de sus potestades, facultades y atribuciones propias”, señala el convenio.
“Nos sentimos muy complacidos de firmar esta alianza que, sin lugar a dudas, potenciará las capacidades de investigación de dos organizaciones con amplia trayectoria y con un recurso humano altamente capacitado. Esta colaboración representa una gran oportunidad para realizar investigaciones de gran impacto y, con ello, contribuir con la toma de decisiones en materia de salud”, señala la doctora Carolina Porras, directora de investigaciones de ACIB-FUNIN.
Asimismo, el convenio también tiene como objetivo, establecer una cooperación para realizar otras actividades que faciliten el intercambio de conocimientos, el desarrollo de vínculos comunitarios y la capacitación profesional.
“Durante más de 30 años, diversos investigadores de ACIB-FUNIN hemos participado en estudios sobre temas clave para la salud mundial, como lo es el virus del papiloma humano, el cáncer de cuello de útero, la enfermedad renal crónica, el cáncer de mama, el SARS-CoV-2, entre otros. Esta experiencia y la de los investigadores de la UCR, será trascendental para el desarrollo de proyectos innovadores, dirigidos a mejorar el conocimiento, la prevención y el tratamiento de los problemas de salud que más afectan a la población costarricense”, explica el doctor Rolando Herrero, director científico de ACIB-FUNIN.
El convenio también plantea la oportunidad de capacitar a los nuevos profesionales en ciencias de la salud y otras disciplinas relacionadas, en materia de investigación biomédica.
Pese a ser un cáncer 100% prevenible, esta enfermedad es el cuarto cáncer de mayor incidencia en el país; en el 2022, provocó la muerte de 133 mujeres, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
En el marco de la conmemoración del Día Mundial de la Prevención del Cáncer Cervicouterino, expertos de la Agencia Costarricense de Investigaciones Biomédicas (ACIB-FUNIN), hacen un llamado reforzar cada una de las acciones de prevención de esta enfermedad.
En ese sentido, recuerdan que, a pesar de los grandes esfuerzos que ha realizado el país, aún existen importantes desafíos para lograr la eliminación de esta enfermedad, como un problema de salud pública.
Uno de los principales retos, es aumentar la cobertura de vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), en niñas que hayan cumplido los 10 años, así como incorporar en el programa de vacunación, a niños y mujeres de hasta los 20 años.
Los expertos señalan que, si bien es cierto, la vacuna contra el virus del VPH tiene un mayor nivel de protección, si se coloca antes del inicio de las relaciones sexuales, se ha demostrado que también funciona cuando se aplica después.
“Costa Rica ha realizado un trabajo extraordinario para lograr una alta cobertura de vacunación; la Caja está haciendo grandes esfuerzos en este campo. Además, el reemplazo del papanicolaou, por la prueba de tamizaje del VPH, permitirá un mejor control de la enfermedad y con ello, acelerar el cumplimiento de la Estrategia Global para la eliminación de esta enfermedad, emitida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que contempla tres pilares: prevenir, detectar y tratar. Costa Rica es uno de los países que tiene menos mortalidad por este cáncer en Latinoamérica, pero es claro que aún falta mucho por hacer”, explica el doctor Rolando Herrero, director científico de ACIB-FUNIN.
Dicha Estrategia, plantea tres metas que deben cumplirse para 2030: a) Que antes de los 15 años, el 90% de las niñas estén vacunadas contra el VPH, b)
Lograr el 70% de cobertura de detección de casos de cáncer, en mujeres de entre 35 y 45 años, c) Dar tratamiento al 90% de las lesiones precancerosas y a los casos de cáncer invasivo.
Anteriormente, la OMS recomendaba la colocación de tres dosis, sin embargo, basándose en diversos estudios mundiales, entre ellos, varios realizados en Costa Rica, recomienda a los países colocar una o dos dosis. Pero el organismo espera los resultados de la investigación que se realiza en Costa Rica (ESCUDDO), para cambiar la recomendación oficial a una sola dosis.
El cáncer cervicouterino provoca más de 300 mil muertes cada año, en todo el mundo, sin embargo, los expertos señalan que la detección precoz de los casos, junto con un tratamiento rápido y de calidad, puede curar esta enfermedad.
El impacto del cáncer es tal, que este organismo prevé más de 35 millones de nuevos casos de esta enfermedad, en 2050; esto supone un aumento del 77%, con respecto a los 20 millones de casos que se estimaron para el 2022.
Conscientes de la urgente necesidad de contar con una nueva generación de profesionales capacitados para el abordaje del cáncer, ACIB-FUNIN y el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, abrieron el concurso para otorgar una beca en prevención y control de esta enfermedad, a un profesional de la salud del país.
El periodo de convocatoria para la pre-selección de candidatos, inició el 11 de marzo y cerró el 3 de mayo 2024. Los interesados pueden visitar la página https://acibfunin.com/programabecas/, para conocer más información y consultar los requisitos.
“Cada año, un profesional en el campo de las Ciencias de la Salud o Ciencias de la Vida, tiene la oportunidad de optar por esta beca, con todo pago, para especializarse en la prevención y control del cáncer. Se trata de uno de los programas más prestigiosos de todo el mundo, en la formación de líderes en investigación de esta enfermedad, y desde el 2020 a la fecha, tres costarricenses han sido seleccionados y están actualmente en el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos, llevando este programa”, señala la Dra. Carolina Porras, directora de investigaciones de ACIB-FUNIN.
Esta pasantía tiene una duración máxima de cuatro años y brinda oportunidades para estudios de laboratorio de ciencias básicas, epidemiología, ensayos clínicos, investigación de servicios de salud y estudios de los aspectos biológicos y sociales del comportamiento de la salud.
La beca postdoctoral es posible gracias a un convenio de colaboración que, en 2019, establecieron el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos y ACIB-FUNIN, para promover en Costa Rica, la cooperación en todos los aspectos de la investigación, sobre prevención y tratamiento del cáncer.
Los interesados deben llenar un formulario de beca, ingresando al enlace https://acibfunin.com/formulariobeca/
En la actividad que se desarrolló de manera virtual, desde el Hospital de Liberia, participaron diversos expertos e investigadores del país, quienes abordaron a profundidad esta problemática que se presenta, en mayor medida, en la provincia de Guanacaste.
Desde 1970, Costa Rica experimenta un aumento sostenido de casos de enfermedad renal crónica no tradicional, que afecta, principalmente, a hombres jóvenes, quienes realizan actividades de intensa actividad física en ambientes con altas temperaturas.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos, revelan que en el período 2000-2022, en ciertas regiones de Guanacaste, la mortalidad fue 16 veces más alta para hombres y 4 veces más alta para mujeres en edades entre 30-59 años, esto en comparación con el resto del país.
Expertos de la Academia Nacional de Ciencias, expresaron su profunda preocupación por la persistencia de esta epidemia silenciosa y exhortaron a los empresarios industriales agrícolas, de la construcción y de otros sectores pertinentes, así como al Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), el Instituto Nacional de Seguros, las municipalidades y otros gobiernos, así como a organizaciones locales, a establecer medidas urgentes para la prevención de esta enfermedad laboral, que continúa teniendo graves consecuencias en una de las poblaciones más vulnerables de nuestro país.
“Las estadísticas ponen en perspectiva la gravedad de la situación que se vive, principalmente en Guanacaste, donde urgen acciones más contundentes para frenar esta epidemia. Sabemos que existen una serie de recomendaciones para prevenir el daño renal y que, en nuestro país, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social ha emitido lineamientos para la implementación de medidas preventivas en los lugares de trabajo. Sin embargo, creemos que estas recomendaciones deben implementarse de forma correcta y consistente y que su efectividad debe ser evaluada continuamente. Además, se requiere diseñar programas que lleguen a los trabajadores del sector informal, los cuales conforman una alta proporción de la fuerza laboral en riesgo”, señala el doctor José María Gutiérrez Gutiérrez, miembro de la Academia Nacional de Ciencias.
La enfermedad renal crónica no tradicional, inicialmente se detectó en trabajadores de campo de la caña de azúcar, pero también se ha observado en trabajadores de otros cultivos agrícolas, así como en el sector de construcción, minas, fabricación de ladrillos, camaroneras y pesca, entre otros.
El exceso de calor, o estrés térmico, que se genera en esas actividades laborales, produce aumento de la temperatura corporal y deshidratación, ocasionando cambios metabólicos severos que dañan los riñones. La posibilidad de un trasplante no es generalmente una opción para los pacientes, quienes fallecen con mucha frecuencia siendo jóvenes.
La gran cantidad de personas afectadas por esta enfermedad en Guanacaste, hizo necesario que la C.C.S.S. construyera modernas instalaciones en el Hospital Enrique Baltodano Briceño, de Liberia, para atender a los pacientes. Sin embargo, los casos nuevos siguen desbordando los servicios y los fallecimientos continúan.
Esta situación se ve agravada por la condición socioeconómica de la mayoría de estos trabajadores, a menudo personas migrantes sin un trabajo estable y con acceso limitado a servicios de salud.